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El problema con las demandas de plagio y cómo pueden afectar a la industria musical

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Mar 10, 2022 0 Comments

La industria musical ha estado en problemas en las últimas semanas. Y es que algunas de sus más grandes estrellas contemporáneas recibieron demandas en su contra por presunto plagio. Así, nombres como Dua Lipa, Ed Sheeran, Sam Smith y más deberán enfrentar una batalla legal sobre estas acusaciones.

Sin embargo, estos tres son solo algunos de los más recientes de algo que se está haciendo una práctica bastante recurrente. ¿Significa esto que se acabaron las ideas y están copiando otras canciones? La verdad es que es mucho más complejo que eso.

Y es que muchas de estas demandas de plagio, en otro tiempo, ni siquiera habrían sido aceptadas. De hecho, muchos en redes y expertos en el área las desestiman. A pesar de esto, continúan apareciendo y hasta triunfando en ocasiones.  

Más que nunca en la industria musical, el término derechos de copyright se está utilizando con fuerzas en los juzgados. Sin embargo, en múltiples casos no ha sido más que un intento de monopolizar la libertad creativa, lo que podría terminar en un daño permanente para compositores. 

El problema con las demandas de plagio actuales

Las demandas de plagio en la industria de la música no es algo nuevo. Desde que la música popular existe que también hay casos de acusaciones de «robo de propiedad intelectual». En especial, en lo que refiere a las melodías o letras, algo completamente válido.

Después de todo, parte de apreciar a los artistas es también apreciar el arte que estos crean y el trabajo detrás de cada composición. Cada melodía y composición tiene un intenso proceso que debe ser reconocido en todas sus áreas.

 

Sin embargo, en los últimos años, estas demandas de plagio han diferido de lo que originalmente se consideraba en la corte. Ya no solo se argumenta por un «robo» en las melodías o la letra, sino que también en el tempo, ritmo, progresión musical, temáticas y hasta la «energía» de una canción.   

Estos son parámetros muchos más difíciles de definir. ¿Puede un artista poseer algo como la intención de la música? ¿Las temáticas tampoco puede repetirse? ¿Cuáles son los límites para reconocer el trabajo de un artista sin limitar la composición de otros?.

El caso que remeció a la industria

En 2015, Robin Thicke recibió lo que se volvió una de las demandas de plagio más inéditas de la música. Los herederos del legendario Marvin Gaye lo demandaron, asegurando que su éxito Blurred Lines plagiaba el tema de 1977 Got to Give It Up. 

Sin embargo, la demanda no especificaba un plagio en la letra o melodía. En esta, se señalaba que tenían una «energía» similar y recordaba al clásico de Marvin Gaye. Sin existir ningún tipo de copia en su letra o música, el juez les cedió la demanda y el músico debió pagar $5 millones de dólares.

Este fue toda una bofetada para la industria musical. Uno de los mayores éxitos de los últimos años era cuestionado, no por copiar directamente, sino que por dar «vibras similares a otra canción». Un verdadero caso inédito que entregaba un mal antecedente.

El mensaje era claro. Desde que se aprobó esta demanda, cualquiera tenía un precedente de que podía ganar un caso, solo argumentando que la canción «parecía» similar a otra. Sin necesidad de probar plagio en lo fundamental de la música, podían ganar en la corte mientras las canciones dieran la misma energía.

El problema actual

Entre las demandas de plagio actuales se encuentra la de Ed Sheeran. El músico inglés debió ir a la corte por un dúo de escritores que aseguran que él plagió su éxito Shape of You. Sin embargo, no acusan copia de la melodía ni de su letra. 

Los compositores señalan que él copió la progresión del Oh, I, oh, I, oh, I que aparece después de su coro. Así es, Ed Sheeran está en la corte por supuestamente plagiar un refrán musical que se viene usando desde la época de Nina Simone, sino desde antes. 

Por esta línea, se le pide pagar millones y él mismo no ha recibido ingresos de esta canción desde 2018. Similar es el caso de Sam Smith y Normani, quienes recibieron una demanda de plagio por su canción Dancing with a Stranger.

Sin embargo, esta es otra de las demandas de plagio donde no se acusa copia musical o composición. En cambio, se asegura que la temática de la canción, que es tan simple como bailar con alguien desconocido tras un corazón roto, copia otra con la misma idea.

El caso de Dua Lipa es un poco más complejo pero se remonta a lo mismo. La artista está acusada de plagiar una melodía a la que habría sampleado sin dar créditos. Sin embargo, es claro que ambas canciones están basadas en la música dance de los 70s y 80s. 

En una industria musical obsesionada con la nostalgia, es ingenuo pensar que no habrán temas parecidos. La melodía y temática de estas dos canciones NO son iguales y claramente se crearon de forma distinta. Sin embargo, se le exige el pago de millones a una artista con su propio proceso creativo. 

¿Cómo pueden estas demandas de plagio afectar la industria?

Ya en 2020, Rolling Stone advertía del problema de estas demandas de plagio. La revista conversó con distintos productores y co-escritores que admitieron estar asustados cada vez que escriben un éxito, por la posibilidad de demandas tan básicas como las presentadas anteriormente. 

Los grandes estudios han contratado a expertos que analicen las canciones de sus grandes artistas y asegurar no tener demandas de plagio. Sin embargo, los músicos más pequeños no pueden permitirse estos lujos en su música.

Un artista sin los recursos de Dua Lipa o Ed Sheeran, podría enfrentar una millonaria demanda solo porque su canción «tiene la misma energía» que otra. Una bofetada directa al proceso creativo de miles que tiene que cuidar su composición para evitar llegar a una corte que no entiende nada de música.

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